martes, 15 de abril de 2008

Gran fin de semana


Partimos hacia Barcelona el Viernes a las 22, hora oficial, pero con las maletas en la mano salíamos del aeropuerto a las 0.15 de la madrugada. Una de mis asignaturas pendientes es el no enfadarme por el retraso de los vuelos; no acabo de comprender porqué si yo llego tres minutos tarde pierdo el vuelo y me tengo que comprar otro billete y en cambio los aviones pueden retrasarse todo lo que quieran y no tengan ninguna obligación respecto al cliente.

Por eso disfruto con el tren, puedes llegar 5 minutos antes y llega en hora y en caso contrario te devuelven una parte del precio; el problema es que a Barcelona ahora sólo se puede ir en el Ave con unos precios que ahora mismo me son prohibitivos.

Además en el tren te ponen una película, disfrutas del paisaje, puedes levantarte y estirar las piernas, ir al bar...es mucho más agradable.

El motivo de nuestro viaje era para asistir al bautizo de mi sobrina Blanca la tercera de mí cuñado mayor Alejo; en palabras de mujeres es bonísima, gordita, muy avispada para la edad que tiene.


Fue en la Iglesia de San Inés, céntrica y pequeña; me encantan los bautizos por lo que significan (un nuevo cristiano) aunque en muchos casos no se le da la importancia que tiene pero me gusta imaginarme el fiestón y el revuelo que se debe organizar en el cielo; me imagino a todos los ángeles entonando el clásico “Eeeeeeeeeeeee” (que se canta a los porteros en los campos de fútbol cuando van a sacar de puerta y que una vez que la golpea se le “regalan” sus oídos con todo tipo de insultos) y cuando cae el agua sobre la cabeza del bautizado prorrumpen en unos aplausos ensordecedores mientras todos van felicitando al ángel de la guarda, por el éxito en su primera misión (aunque sabe que se le viene encima un duro trabajo hasta devolverlo al Cielo al final de la vida), a Dios, a la Virgen...

El Domingo celebramos el cumpleaños de mi suegra que será el próximo Sábado pero aprovechamos la ocasión de estar toda la familia en Barcelona. Comimos en el Club de Polo Barcelona que ofrece a sus clientes un servicio muy interesante: durante la comida puedes dejar a los niños pequeños en una guardería donde les dan de comer y les entretienen pintando, jugando, durmiendo la siesta y dejan disfrutar de la comida a los mayores.

Pasamos toda la tarde en la terraza mientras los 7 sobrinos correteaban por la zona y se divertían con muchos niños de su edad.

Para colmo pinchó el Barça y ganó el Madrid

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